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viernes, 26 de noviembre de 2010

La Biblia


La Biblia

La Biblia (del griego τα βιβλία, ta biblía, ‘los libros’) es el conjunto de libros canónicos del judaísmo y el cristianismo. La canonicidad de cada libro varía dependiendo de la tradición adoptada. Según las religiones judía y cristiana, «transmite la palabra de Dios». La Biblia, o al menos parte de ella, se encuentra traducida a 2.303 idiomas.[1]

Etimología

La palabra Biblia se origina, a través del latín, en la expresión griega τ βιβλία τ για (ta biblía ta háguia; los libros sagrados), acuñada por vez primera en I Macabeos 12:9, siendo βιβλία plural de βιβλίον (biblíon, 'papiro' o 'rollo', usado también para 'libro'). Se cree que este nombre nació como diminutivo del nombre de la ciudad de Biblos (Βύβλος), importante mercado de papiros de la antigüedad.
Esta frase fue empleada por los hebreos helenizados (aquellos que habitaban en ciudades de habla griega) mucho tiempo antes del nacimiento de Jesús de Nazaret para referirse al Tanaj o Antiguo testamento. Muchos años después empezó a ser utilizada por los cristianos para referirse al conjunto de libros que forman el Antiguo testamento así como los Evangelios y las cartas apostólicas, es decir, el Nuevo testamento. Para ese entonces ya era común utilizar únicamente el primer sintagma, τ βιβλία, a manera de título.
Ya como un título, se empezó a utilizar en latín biblia sacra (‘los libros sacros’), sin artículo dado que éste no existía en latín. Sin embargo, al ser biblia un cultismo en latín, acabó pasando de considerarse un neutro plural a un femenino singular («la sagrada Biblia»), entendiendo ya Biblia como el nombre propio de todo el conjunto. A través del latín se derivó a la gran mayoría de las lenguas modernas.

Historia

La Biblia es una compilación de textos que en un principio eran documentos separados (llamados «libros»), escritos primero en hebreo, arameo y griego durante un periodo muy dilatado y después reunidos para formar el Tanaj (Antiguo testamento para los cristianos) y luego el Nuevo testamento. Ambos testamentos forman la Biblia cristiana. En sí la Biblia fue escrita a lo largo de aproximadamente 1000 años (900 a. C. - 100 d. C.). Los textos más antiguos se encuentran en el Libro de los Jueces («Canto de Débora») y en las denominadas fuentes "E" (tradición elohísta) y "J" (tradición yavista) de la Torá (llamada Pentateuco por los cristianos), que son datadas en la época de los dos reinos (siglos X a VIII a. C.). El libro completo más antiguo, el de Oseas es también de la misma época. El pueblo judío identifica a la Biblia con el Tanaj (no consintiéndose bajo ningún concepto el término Antiguo testamento) y no acepta la validez del llamado Nuevo testamento, reconociéndose como texto sagrado únicamente al Tanaj.
El canon católico romano de la Biblia que conocemos hoy fue sancionado por primera vez en el Sínodo de Roma en el año 382 de nuestra era, por la Iglesia Católica. Dicho canon consta de 73 libros: 46 constitutivos del llamado Antiguo testamento, incluyendo 7 libros llamados actualmente Deuterocanónicos (Tobit, Judit, I Macabeos, II Macabeos, Sabiduría, Eclesiástico y Baruc), que han sido impugnados por judíos, y algunos protestantes, aun cuando no por todos; y 27 del Nuevo testamento. Fue confirmado en el Concilio de Hipona en el año 393, y ratificado en los Concilios III de Cartago, en el año 397, y IV de Cartago, en el año 419.
Cuando reformadores protestantes lo impugnaron, fue nuevamente confirmado por decreto en la cuarta sesión del Concilio de Trento del 8 de abril de 1546. Ninguna de estas decisiones fue reconocida ni asumida por muchos protestantes, surgidos a partir del siglo XVI, ni por distintas denominaciones paraprotestantes, surgidas a partir del siglo XIX. El Canon de las Biblias Cristianas Ortodoxas es aún más amplio que el Canon de las Biblias Católicas Romanas, e incluye el Salmo 151, la Oración de Manasés, el Libro III de Esdras y el Libro III de los Macabeos. (En adición a éstos, el Libro IV de Esdras y el Libro IV de los Macabeos figuran, así mismo, como apéndices, en muchas importantes versiones y ediciones de la Biblia.)
El Antiguo testamento narra principalmente la historia de los hebreos; el Nuevo testamento la vida, muerte y resurrección de Jesús, su mensaje y la historia de los primeros cristianos.
El Nuevo testamento fue escrito en lengua griega koiné. En él se cita con frecuencia al Antiguo testamento de la versión de los Setenta, traducción al griego del Antiguo testamento realizada en Alejandría (Egipto) en el siglo III a. C.
La Biblia es para los creyentes la palabra de Dios por ser indudable para estos su inspiración divina. Es un libro eminentemente espiritual y habla sobre la historia de la humanidad, su creación, su caída en el pecado y su salvación, que expone cómo el Dios creador se ha relacionado, se relaciona y se relacionará con el ser humano. De igual forma, la Biblia expone los atributos y el carácter de Dios.
Para los creyentes, la Biblia es la principal fuente de fe y doctrina en Cristo. En el siglo XVI los diferentes movimientos de la Reforma protestante comenzaron a experimentar un alto desgaste en discusiones filosóficas y a separarse unos de otros; para menguar este problema se definió el principio llamado "sola escritura", que significa que solamente la Biblia puede ser considerada fuente de doctrina cristiana. Para la Iglesia Católica Romana, además de la Biblia, también son fuente doctrinal la tradición, las enseñanzas de los Padres de la Iglesia (discípulos de los apóstoles), y decisiones emanadas de concilios. Esta divergencia entre cristianos se intensificó después de 1870, cuando el papa Pío IX declaró que —como único «sucesor de Pedro», y, consecuentemente, «custodio y depositario de las llaves del Reino de los Cielos», era «infalible» en asuntos de fe, moral y doctrina cristiana (dogma de la infalibilidad papal). Mientras que los cristianos protestantes rechazan esta aseveración y consideran como cabeza única de la iglesia a Jesucristo. Para ambas partes esta gran diferencia ya no es considerada tan solo en términos filosóficos o religiosos, sino como designios divinos plasmados y asentados en la Biblia misma.
Para los judíos ortodoxos, por supuesto, el Nuevo testamento no tiene validez. El rabínico considera como fuente de doctrina el Talmud, mientras los caraítas defienden desde el siglo VIII el Tanaj como única fuente de fe.

«Antiguo testamento» y «Nuevo testamento»

El canon del Antiguo testamento cristiano entró en uso en la Septuaginta griega, traducciones y libros originales, y sus diferentes listas de los textos. Además de la Septuaginta, el cristianismo posteriormente añadió diversos escritos que se convertirían en el Nuevo testamento. Poco diferentes listas de las obras aceptadas siguió desarrollando en la antigüedad. En el siglo IV, una serie de sínodos fue elaborando listas de escritos sagrados que fijaban un Canon del «Antiguo testamento» de entre 46 y 54 distintos documentos y un Canon del «Nuevo testamento» de 20 a 27, siendo este último el utilizado hasta el día de hoy; el cual fue definido finalmente en el Concilio de Hipona en el año 393. Hacia el año 400, Jerónimo había escrito una edición definitiva de la Biblia en latín (véase la Vulgata), el Canon de la cual, debido en parte a la insistencia del Papa Dámaso, fue hecho coincidir con decisiones de varios de los Sínodos reunidos con anterioridad. Con el beneficio de la retrospectiva se puede decir que estos procesos establecieron de manera eficaz el Canon del «Nuevo testamento», aunque hay otros ejemplos de listas canónicas en uso después de este tiempo. Sin embargo, esta lista definitiva de 27 libros no fue legitimada por ningún Concilio Ecuménico sino hasta el Concilio de Trento (1545-63).
Durante la Reforma Protestante, algunos reformadores canónicos propusieron diferentes listas de las que se encuentra actualmente en uso. Aunque no sin debate, véase Antilegomena, la lista de los libros del Nuevo testamento vendría a seguir siendo el mismo, sin embargo, el Antiguo testamento los textos presentes en la Septuaginta, pero no está incluido en el canon judío, cayó de favor. En el momento en que vendría a ser eliminado de la mayoría de los cánones protestantes. Por lo tanto, en un contexto católico estos textos se denominan libros deuterocanónicos, mientras que en un contexto protestante que se hace referencia como Apócrifa, la etiqueta se aplica a todos los textos excluidos del canon bíblico que estaban en la Septuaginta. Cabe señalar también, que los católicos y los protestantes describen algunos otros libros, como el libro de los Hechos de Pedro, como apócrifos.
Por lo tanto, el Antiguo testamento protestante de hoy tiene 39 libros —el número varía del número de los libros en el Tanaj (aunque no en contenido) a causa de un método diferente de la división— mientras que la Iglesia Católica Romana reconoce 46 libros como parte del Antiguo testamento canónico. El término "Escrituras hebreas" es sólo sinónimo del Antiguo testamento protestante, no católico, que contiene las Escrituras hebreas y textos adicionales. Tanto los católicos como los protestantes tienen los mismos 27 libros del Canon del «Nuevo testamento».

Estructura

Un libro de la Biblia es un grupo establecido de escrituras. Por ejemplo, el libro de Salmos (en hebreo Tehilim o "Canciones de alabanza") tiene 150 canciones (151 en la versión de los Setenta), mientras que la Epístola de Judas es una carta de media página.
La Biblia hebrea o Tanaj está dividida en tres secciones: los cinco libros de Moisés (la Ley o Torá), los libros escritos por los profetas hebreos (los Profetas o Nevi'im) y unos libros que no entran en las dos categorías anteriores (las Escrituras o Ketuvim); éstos son conocidos como hagiógrafa o simplemente «las Escrituras».
La Biblia judía fue escrita predominantemente en hebreo, pero tiene algunas pequeñas partes que fueron escritas en arameo. En la Biblia cristiana, la Biblia hebrea es llamada Antiguo testamento, para distinguirla del Nuevo testamento, que es la parte que narra la vida de Jesús y su predicación, entre otras cosas. El Nuevo testamento está dividido en los cuatro Evangelios, Historia (Hechos de los Apóstoles), las Cartas a iglesias cristianas por Pablo y otros apóstoles, y el Apocalipsis.
Las Biblias cristianas contienen la totalidad del Tanaj o Antiguo testamento, junto con un grupo de Escrituras posteriores conocidas como el Nuevo testamento. Dentro del cristianismo, no hay acuerdo completo sobre el número exacto de libros que debe tener (con igual reconocimiento) el Antiguo testamento, es decir, sobre su canon. Hasta el siglo XVI se mantuvo en Occidente la traducción latina de san Jerónimo conocida como "la Vulgata" (proveniente del latín vulgar) que incorporaba tanto el canon judío como aquellos escritos de la Septuaginta griega. Con la Reforma Protestante, Martín Lutero cuestionó la necesidad de mantener los libros "apócrifos" junto a los del canon judío y los agrupó como un apéndice edificante al final de su traducción al alemán de la Biblia. La Iglesia Católica Romana confirmó, sin embargo, el canon de la Biblia de los Setenta y de la Vulgata en el Concilio de Trento (1545-1563), reconociendo más claramente la canonicidad de algunos escrituras cuestionadas por Lutero, que desde ese mismo siglo comenzaron a ser llamados "Deuterocanónicos" (Concepto introducido por Sixto de Siena). Las iglesias orientales también reconocen plena canonicidad a los deuterocanónicos, agregando también otros libros que se encuentran en códices antiguos, como III y IV Macabeos y la Oración de Manasés. La Iglesia Ortodoxa Etíope acepta asimismo el Libro de Enoc como canónico. El Nuevo testamento hace referencia tanto a los libros deuterocanónicos como al Libro de Enoc. En cuanto al resto de los libros, no hay disputa alguna y todos los grupos cristianos tienen los mismos libros en el Nuevo testamento de la Biblia.

Cánones bíblicos

Un canon es el conjunto de libros que integran la Biblia según una tradición religiosa concreta, que los considera así "divinamente inspirados" y los distingue de otros textos que no se consideran revelados. Estas diferencias entre las distintas ramas del cristianismo se dan únicamente para el Antiguo testamento, ya que todas las Biblias tienen el mismo número de libros en el Nuevo testamento.
El primer canon es el Pentateuco, el cual se compone de los libros del Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio y contiene la "Ley de Dios", que es el conjunto de los 613 preceptos del Judaísmo.
Dentro del Judaísmo surge disputa sobre el canon correcto. Un grupo religioso, los saduceos, sostiene que solamente conforma el canon de las Escrituras la Torá o Pentateuco (la Ley), mientras que otros grupos también consideran las Escrituras de los Nevi'im (Profetas) y los Ketuvim (los Escritos). Después de la destrucción de Jerusalén en el año 70 d. C., el grupo judío predominante fue el de los fariseos, que sí considera al canon como conformado por la Ley, los Profetas y los Escritos. Así, a finales del siglo I el Judaísmo estableció en Yamnia (Yavne) como canon de sus libros sagrados aquellos que cumplieran tres requisitos: que hubiera una copia del libro en cuestión que se supiera que fue escrito antes del año 300 a. C. (cuando la helenización llegó a Judea, con los problemas culturales y religiosos subsecuentes, y que pueden leerse en libros como los de los Macabeos o el de Daniel), que dicha copia estuviera escrita en hebreo o cuando menos arameo (no griego, la lengua y cultura invasora) y que tuviera un mensaje considerado como inspirado o dirigido al pueblo de Dios (con lo que también algunos libros que cumplían las dos características anteriores tuvieron que salir del canon).
En tiempos de Jesús de Nazaret es dominante la segunda opinión, la cual es sostenida y transmitida por muchos cristianos hasta tiempos de la Reforma Protestante con la controversia de los libros deuterocanónicos (ver «Estructura», up supra). Esta controversia probablemente se originó precisamente por el hecho de que el Judaísmo había establecido su canon a fines del siglo I, con lo que para ellos ya no estaban presentes aquellos textos que sólo se encontrarían en griego (en la versión de la Biblia judía de los Setenta). Estos libros fueron precisamente los que se considerarían, posteriormente, como deuterocanónicos.
La versión judía de la Biblia consta de 24 libros, con ciertas diferencias respecto a las Biblias cristianas. Algunas de ellas son:
Actualmente, los libros que no son considerados canónicos por católicos y ortodoxos, reciben el nombre de libros apócrifos; a su vez, esos mismos libros suelen ser denominados pseudoepígrafos por los protestantes, que, habitualmente, respetan también el nombre de Deuterocanónicos (literalmente, "del segundo canon") para aquellos que han recibido reconocimiento canónico de católicos y ortodoxos (en general, son libros escritos originalmente en griego, incluidos en la traducción al griego de la Biblia judía conocida como Septuaginta o de los LXX). No obstante, algunas corrientes protestantes fundamentalistas insisten en conservar el nombre de apócrifos para los libros deuterocanónicos. Con todo, hay que señalar, que los primeros cristianos no usaban la Biblia hebrea, sino que usaban la Septuaginta o de los LXX por cuanto varios de los nuevos cristianos fueron judíos de cultura griega, como por ejemplo, Pablo de Tarso, San Esteban, y los evangelistas San Lucas y San Marcos.
Así pues, las versiones católicas de la Biblia constan de 73 escritos, en tanto que las versiones protestantes sólo contienen 66, debido a que ellos consideran que siete libros impresos en las versiones católicas (los deuterocanónicos) sólo son "lectura edificante", pero no canónica. Las versiones ortodoxas, por su parte, incluyen 76 libros en total. Además, la Iglesia Ortodoxa Etíope incluye como canónico en el Antiguo testamento el Libro de Enoc, que no incluye ninguna de las otras corrientes cristianas ni el judaísmo.

«Biblia» cristiana

La Biblia es un libro usado por todos los cristianos, aun cuando no todos los grupos de cristianos la lean asiduamente. Las Biblias cristianas están constituidas por escritos hebreos, arameos y griegos, que han sido retomados de la Biblia griega, llamada Septuaginta, y del Tanaj hebreo-arameo, y luego reagrupados bajo el nombre de Antiguo testamento. A estos se ha sumado una tercera serie de escritos griegos cristianos agrupados bajo el nombre de Nuevo testamento. Distintos grupos cristianos han debatido largamente sobre la inclusión o exclusión de algunos de los libros de ambos testamentos, surgiendo los conceptos de apócrifos y deuterocanónicos para hacer referencia a algunos de estos textos.
La comunidad judía actual reserva la expresión Biblia cristiana para identificar sólo a los libros que han sido añadidos al Tanaj hebreo-arameo por el judaísmo tardío helenizante alejandrino, y luego por el cristianismo, y evita referirse a su Tanaj con los términos Biblia o Antiguo testamento. Varias denominaciones cristianas incorporan otros libros en el canon de ambos Testamentos.

El «Antiguo testamento»

Artículo principal: Antiguo Testamento
El Antiguo testamento es la colección de libros escritos antes de la vida de Jesús, pero aceptada por los cristianos como parte de la Sagrada Escritura. En términos generales, es la misma que la Biblia hebrea, sin embargo, se divide y ordena de manera diferente, y varía desde el judaísmo en la interpretación y énfasis. (Véase, por ejemplo, Isaías 7:14.)

El «Nuevo testamento»

Artículo principal: Nuevo Testamento
El Nuevo testamento es una colección de 27 libros, representativos de 5 diferentes géneros literarios judeocristianos: 4 Evangelios, 1 Libro de Hechos, 1 Apocalipsis, y 19 Epístolas (6 Epístolas "Católicas" o Apostólicas, y 13 Epístolas Paulinas). Una séptima "Epístola Católica" —a saber, I Juan—, y una decimocuarta "Epístola Paulina" —concretamente, Hebreos—, realmente pertenecen al género ensayístico o doctotratadístico, es decir, se trata de tratados doctrinales, con lo que representan un quinto género de escritos del Nuevo testamento. La figura protagónica es Jesús de Nazaret, llamado Cristo. Casi todos los cristianos, con algunas excepciones como el cristianismo gnóstico de los primeros siglos, han venido asumiendo el Nuevo testamento como un texto sagrado divinamente inspirado.

Otros libros referenciados en la «Biblia»

Estos libros aparecen como referencias y como ampliación de lo escrito en la Biblia. Algunos libros, como Enoc, han venido siendo tenidos por apócrifos a pesar de haber sido referenciados en la Biblia.
La siguiente lista muestra los libros que no están a nuestra disposición hoy en día (excepto Enoc). Dichos libros son:
Libro
Escritura de referencia
El libro del convenio (pacto o alianza)
El libro de las batallas de Yahveh
El libro de Jaser
Un libro guardado delante de Yahveh
El libro de los hechos de Salomón
El libro del vidente Samuel, el libro del profeta Natán y el libro del vidente Gad
Profecías de Ahías el silonita, y del vidente Iddo
Los libros del profeta Semaías
Las palabras de Jehú
Los hechos de Uzías
Los registros (o actas) de los reyes de Israel
Las palabras de los videntes
Un rollo con la palabra de Yahveh a Jeremías desde los días de Josías
Un libro de Jeremías contra de toda la maldad de Babilonia
Un libro de memorias
Una epístola anterior de Pablo a los corintios
Otra epístola de Pablo a los efesios
La carta de Pablo a los laodicenses
Las profecías de Enoc

Conservación e integridad de la «Biblia»

A pesar de las objeciones de algunos críticos, existen pruebas que avalan la afirmación de que gran parte de la Biblia se ha conservado sin cambios importantes hasta nuestros días. Quienes no están de acuerdo con estas afirmaciones apelan a circunstancias tales como traducciones de un idioma a otro, copiado de manuscritos, opiniones divergentes en dogmas y/o destrucción deliberada, la Biblia no ha llegado como un volumen completo. Hallazgos tales como los manuscritos del Mar Muerto han mostrado que, en gran parte, esto sucedió antes del Siglo I de nuestra era, aunque los textos encontrados allí, y los conocidos hasta entonces, parecen presentar cambios menores.
Hay otros textos relevantes relacionados con la Biblia "original" como los escritos apócrifos hallados en Egipto (Nag Hammadi) y Cisjordania (Qumrán, cerca del Mar Muerto), e incluso en países muy lejanos hacia el Sur y el Oriente. Estos han supuesto una nueva interrogante acerca de si ya estaría completo el canon bíblico, o habría que revisarlo de forma detallada.
Los defensores de la idea de que las escrituras bíblicas son fieles y están completas, se basan en la cantidad de copias idénticas que, desde tiempos remotos, se ha realizado de las mismas. Los copistas hebreos de las Escrituras, denominados masoretas, que copiaron las Escrituras Hebreas entre los siglos VI y X solían contar las letras para evitar errores. El experto en la materia W. H. Green dice sobre las comparaciones entre textos antiguos y modernos lo siguiente:
Se puede decir sin temor a equivocarse que ninguna otra obra de la antigüedad se ha transmitido con tanta exactitud.

Arqueología y coincidencias bíblicas

Las investigaciones arqueológicas en la zona donde se desarrollan los hechos narrados en la Biblia tienen como un resultado añadido la comprobación de los hechos, lugares y personajes que aparecen citados en los diferentes libros que componen la Biblia. Incluso se ha llegado a crear el término de arqueología bíblica para denominar a una parte de la arqueología que se encarga de estudiar los lugares indicados en la Biblia.
Hay varios casos en que los descubrimientos arqueológicos han señalado congruencias con los hechos o personajes bíblicos. Entre esos descubrimientos se encuentran los siguientes:
  • Rey Sargón II de Asiria. Este personaje que aparece en Isaías 20:1 no pudo ser confirmado hasta que en 1843 se descubrieron las ruinas de su palacio. Se hallaron escritos en los que se relatan las conquistas de las ciudades de Samaria y Asdod que aparecen también relatados en el libro de Isaías.
  • Joaquín, rey de Judá. El descubrimiento de las tablillas de Babilonia permitió la confirmación de la existencia del rey Joaquín de Judá y sus cinco hijos que aparecían nombrados en los libros de 2ª de Reyes y 1ª de Crónicas.
  • El sello de Yehujal. En 2005 la arqueóloga Eilat Mazar descubrió un sello de arcilla en el cual se nombraba Yehujal (Jehucal o Jucal) que fue un funcionario judío que es nombrado en el libro de Jeremías.
  • Hallazgos en Nínive. En las excavaciones realizadas en la antigua ciudad de Nínive, capital de Asiria, se han hallado varias piezas que confirman relatos bíblicos. En el palacio de Senaquerib hay un bajorrelieve que muestra a las tropas asirias llevando cautivos a los israelitas tras la caída de Lakís, hecho relatado en el Segundo Libro de los Reyes. En las piezas conocidas como Anales de Senaquerib se relatan los hechos realizados durante el reinado de Ezequías y a este mismo personaje. También es curioso como en el listado de ciudades conquistadas por los asirios no aparece Jerusalén lo cual concuerda con el relato bíblico de que fueron derrotados a sus puertas, al igual que se relata el asesinato de Senaquerib que están incluidos en el Libro de Isaías.
  • El Cilindro de Ciro. Se encontró en Sippar cerca de Bagdad, Iraq. Narra la conquista de Babilonia por Ciro el Grande. Algunos ven en el relato de Isaías 13:1, 17-19 e Isaías 44:26-45:3 la profecía de la destrucción de Babilonia por Ciro. También en el cilindro se expone la política de Ciro de dejar volver a los pueblos deportados a su tierra de origen, tal y como sucedió con los israelitas.

La «Biblia» y los distintos idiomas

«Biblia» hebrea

Artículo principal: Biblia hebrea

«Biblia» griega

Artículo principal: Biblia griega

«Biblia» latina

Artículo principal: Biblia latina

Traducciones de la «Biblia» al español

Estas son distintas traducciones de la Biblia al idioma español.[2]
Año
Lugar de publicación
Obra
Autor
Notas
1280


Traducción de la Vulgata latina al castellano.
1430

Moshé Arragel, patrocinada por Luis González de Guzmán, Maestre de la Orden de Calatrava.

1420

«Antiguo testamento» del rabino Salomón


1420

«Antiguo testamento» de traductor anónimo


1543
Nuevo testamento

1553
Ferrara, Italia
Traducción del «Antiguo testamento» al castellano


1556
"Venecia" (Ginebra)
Nuevo testamento

1569
La Biblia, conocida como la Biblia del Oso, por aparecer un dibujo de este animal en su portada
Primera traducción completa de la Biblia al español. Al no aceptar la censura previa de su traducción, por parte de Juan Calvino (contenía todos los libros incluidos en la Biblia Vulgata Latina Católica), esta versión no fue bien vista por la teocracia ginebrina.[3] Tiene, como detalle curioso en su portada, y, aparte del dibujo, una cita bíblica escrita en idioma hebreo. La «Biblia del Oso» de 1569, en formato jpg.
1602
Biblia, conocida como la Biblia del Cántaro
Revisión de la "Biblia del Oso", de Casiodoro de Reina, para adaptarla a la ortodoxia de la teocracia ginebrina, por Cipriano de Valera. (En realidad, diferente ordenación de los libros: todos los libros deuterocanónicos fueron puestos aparte del resto de los textos del Viejo testamento, y algunas de sus notas originales fueron reemplazadas por notas tomadas de la Biblia calvinista francesa.) Se ha hecho numerosas revisiones posteriores en 1862, 1909, 1960, 1975, 1995 y 2000. La publican actualmente las Sociedades Bíblicas Unidas.
1793

Biblia del padre Felipe Scío de San Miguel
Traducción al castellano de la Vulgata latina.
1893

Versión Moderna
Enrique B. Pratt, misionero presbiteriano en Colombia y México.
Publicada por la Sociedad Bíblica Americana. Inició este trabajo en Colombia, en el año 1876.
1825
Biblia de José Petisco y Félix Torres Amat
Traducción al castellano de la Vulgata latina.
1916

Nuevo testamento, versión hispanoamericana


1928
La Sagrada Biblia
Traducción directa literal de ambos Testamentos del griego al castellano. Nuevo testamento publicado desde ese mismo año. Antiguo testamento según la Septuaginta, inédito hasta 1992, sólo impreso una vez.
1944

Traducción crítica del hebreo, arameo y griego. Reeditada por la Biblioteca de Autores Cristianos (BAC).
1947

Traducción crítica del hebreo, arameo y griego. Reeditada por la Biblioteca de Autores Cristianos (BAC).
1948-1951
Biblia Comentada
Traducción literal del hebreo, arameo, griego y latín. Reeditada por numerosas editoriales diocesanas de América Latina.
1963
Brooklyn, Nueva York, EE. UU.
Nuevo Testamento, Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras.
Traducción del inglés por Watch Tower Bible and Tract Society.

1966, traducida al castellano en 1967
Equipo de estudiosos de la Escuela Bíblica de Jerusalén
Traducción al castellano basada en numerosas fuentes primigenias, y siguiendo los criterios interpretativos de la versión francesa de la Biblia editada por la Escuela Bíblica de Jerusalén. Revisiones en 1975 y 1998. Biblia de Jerusalén en línea.
1968

Biblia de Editorial Labor

Traducción del italiano publicada por Editorial Labor.
1972

Biblia Latinoamericana, edición pastoral para Latinoamérica
Traducida por un equipo dirigido por monseñor Ramón Ricciardi y Bernardo Hurault
Hay una edición corregida en el año 2004 y la edición 'formadores' con notas ampliadas. Biblia latinoamericana en línea.
1979

Sagrada Biblia
Elaborada por los eruditos católicos más destacados de su tiempo a cargo de F. Cantera y M. Iglesias.
Versión crítica sobre textos escritos en lenguajes hebreo, arameo y griego, publicada por la Biblioteca de Autores Cristianos en 1975 (3ª edición en el año 2000, 2ª impresión en el 2003). Sagrada Biblia en línea.
1975

La Biblia de editorial Herder
Publicada bajo la dirección de Serafín de Ausejo para la citada editorial.

1976

Equipo bajo la dirección de Luis Alonso Schöckel y Juan Mateos.
Traducción directa de los textos originales.
1978-2008
España
Biblia interconfesional (Nuevo testamento)
Trabajo conjunto de las Sociedades Bíblicas Unidas, la Biblioteca de Autores Cristianos, y la Casa de la Biblia.
Se hizo una revisión completa y se publicó toda la Biblia en el 2008 con el nombre de Biblia Traducción Interconfesional (BTI) bajo los auspicios de la Biblioteca de Autores Cristianos, Editorial Verbo Divino, Sociedad Bíblica de España y las Sociedades Bíblicas Unidas.
1979 (existe una revisión del año 1994)

Dios Habla Hoy (DHH) o Versión Popular.
Traducción realizada por las Sociedades Bíblicas Unidas con la colaboración de eruditos católicos.
Es una traducción dinámica (idea por idea) con lenguaje accesible. Hay una edición de estudio con notas históricas y lingüísticas no confesionales elaboradas por eruditos católicos y protestantes (2000). DHH en línea.
1979

La Biblia al día

Una paráfrasis publicada por la Sociedad Bíblica Internacional. Se publicó una revisión en el año 2008 con el nombre de La Nueva Biblia al día (NBD).
1980
Argentina
El libro del pueblo de Dios
Publicada bajo la dirección de Armando Levoratti y A. B. Trusso.
1983

«Nuevo testamento» de la Universidad de Navarra

Texto bilingüe latín-castellano.
1986

La Biblia de las Américas (LBLA)
Publicada por la Fundación Lockman.
Existe una versión en español latinoamericano llamada Nueva Biblia de los hispanos, publicada en el 2005. LBLA en línea.
1987
Brooklyn, Nueva York, EE. UU.
Watchtower Bible And Tract Society of New York, Inc.
Una traducción revisada basada en la versión de 1984 en inglés, pero consultando los antiguos textos hebreo y griego. TNM en línea.
1988
La Santa Biblia
Equipo de traductores dirigido por Evaristo Martín Nieto
Traducción literal del hebreo, arameo y griego. Editada por Ediciones Paulinas.
1992

Biblia Casa de la Biblia
Revisión hecha por un equipo dirigido por Santiago Guijarro y Miguel Salvador.
Hay dos ediciones, una para España y otra para Latinoamérica.
1993

Versión realizada por un equipo de traductores dirigido por Alonso Schökel.

1994

Nuevo testamento, versión Recobro
Versión de Living Stream Ministry. La versión recobro sigue, por lo general, el texto griego de Nestle-Aland según consta en Novum testamentum graece (26.ª edición).

1999
Miami, EE. UU.
Equipo compuesto de biblistas de más de 10 países hispanohablantes. Editor: Luciano Jaramillo, biblista colombiano
Traducción dinámica de los originales, publicado por la editorial Bíblica (ex Sociedad Bíblica Internacional). NVI en línea.
2000
Nuevo testamento, traducción de Pedro Ortiz
P. Pedro Ortiz, sacerdote católico colombiano
Publicada por Ediciones San Pablo.
2000

Nuevo testamento, La palabra de Dios para todos (PDT)
Traducción realizada por el Centro Mundial de Traducción de la Biblia.
Versión en español latinoamericano usada por organizaciones como Club Bíblico que trabajan en prisiones, hospitales, ministerios infantiles y juveniles, nuevos conversos y recién alfabetizados. La Biblia completa se publicó en el 2005.
2001

La Biblia de América
Adaptada por un equipo de expertos mexicanos, colombianos y argentinos dirigido por Santiago García por encargo de la Casa de la Biblia.
Redactada en los giros idiomáticos del español propio de América Latina.
2001 (sólo el Nuevo testamento)

Biblia textual de la Sociedad Bíblica Iberoamericana.
Corrección de la versión Reina-Valera, valiéndose de la base textual de la que hoy se dispone, para lograr acercarse a la restauración del texto original.

2003

Biblia, traducción en lenguaje actual (TLA)
Sociedades Bíblicas Unidas.

2005

La Biblia en la versión La palabra de Dios para todos (PDT)
Centro Mundial de Traducción de la Biblia. El editor de esta versión es el lingüista Rafael Serrano.
Versión en español latinoamericano. El Nuevo testamento se publicó en el año 2000 y la Biblia completa en el 2005. Se publicó una revisión completa en el 2008. PDT en línea.
2004
Navarra, España
Sagrada Biblia.
Facultad de Teología de la Universidad de Navarra (EUNSA)

2007
Santa Biblia Valera 1602 Purificada
Publicada por Sembrador de la Semilla Incorruptible.

2008
Nashville, TN, EE. UU.
La nueva Biblia al día (NBD)
Sociedad Bíblica Internacional
Esta nueva Biblia (NVD) combina la sencillez y la claridad tradicional de la Biblia al día con la fidelidad al texto original.

2008
EE. UU.
Evangelio de Juan en la versión Nueva traducción viviente (NTV)
Tyndale House Publishers.


2009
EE. UU.
Evangelio de Juan en la versión Reina Valera contemporánea (RVC)
Es una revisión de la Reina Valera en español latinoamericano.

2009 (sólo el Nuevo testamento)
EE. UU.
Biblia para nuevos creyentes en la versión Nueva Traducción Viviente (NTV)
Tyndale House Publishers. El editor de esta versión es el lingüista Rafael Serrano.
Traducción al español latinoamericano basada en las lenguas originales, y siguiendo los criterios y filosofía de la New Living Translation (NLT).

2009
EE. UU.
Santa Biblia: Reina-Valera 2009
Fue preparada y revisada por un equipo de traductores, Autoridades Generales, Setentas de Área, eruditos de la Biblia y miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Esta labor se llevó a cabo bajo la dirección de la Primera Presidencia y del Quórum de los Doce Apóstoles de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y se basa en la edición Reina-Valera de 1909. Antiguo testamento en línea, Nuevo testamento en línea.

Parálisis facial periférica

                                 Parálisis facial periférica

La parálisis facial periférica (prosopoplejía) es una afectación del nervio facial que ocasiona un síndrome agudo con debilidad de la musculatura facial por lesiones del VII par craneal (nervio facial)después del núcleo de este nervio (infranuclear),que estén comprometiendo la médula oblongata. Es la más frecuente de todas las parálisis de los nervios craneales.
1.     Parálisis facial periférica idiopática o primaria: Parálisis de Bell o Parálisis a frigore
2.     Parálisis facial sintomática o secundaria
3.     Parálisis facial periférica bilateral

La parálisis facial periférica idiopática o parálisis de Bell

La parálisis facial periférica idiopática o primaria, como su nombre lo indica, es aquella que se presenta de comienzo agudo y su causa no era claramente conocida, se asociaba con el enfriamiento brusco del rostro (parálisis a frigore). Su frecuencia es mayor en el lado izquierdo de la cara, según Moulonguet. Sin embargo, actualmente la etiología se atribuye a un proceso inflamatorio en el nervio debido a una infección viral (particularmente de la familia herpes virus).
                          Características:
1.     Siempre unilateral
2.     Es total, es decir, involucra a los músculos inervados por la rama temporofacial y cervicofacial
3.     Pérdida total o parcial de los movimientos voluntarios, reflejos y automáticos

                                  ¿Qué es la parálisis de Bell?

La parálisis de Bell es una forma de parálisis facial temporaria que se produce por el daño o trauma a uno de los dos nervios faciales. El nervio facial, también llamado séptimo par craneano, es una estructura en pares que viaja a través de un canal óseo estrecho (llamado canal de Falopio) en el cráneo, debajo del oído, a los músculos a cada lado de la cara. Durante la mayor parte de su viaje, el nervio está encajonado en esta vaina ósea.
Cada nervio facial dirige los músculos de un lado de la cara, incluso aquellos que controlan parpadear y cerrar el ojo, y las expresiones faciales como sonreír y fruncir el ceño. Además, el nervio facial transporta impulsos nerviosos a las glándulas lacrimales, las glándulas salivares, y los músculos de un pequeño hueso en el medio del oído llamado estribo. El nervio facial también transmite sensaciones del gusto provenientes de la lengua.
Cuando se produce la parálisis de Bell, se interrumpe la función del nervio facial, causando la interrupción de los mensajes que el cerebro le envía a los músculos faciales. Esta interrupción produce debilidad o parálisis facial.
La parálisis de Bell recibió su nombre de Sir Charles Bell, un cirujano escocés del siglo XIX quien fue el primero en describir la afección. El trastorno, que no está relacionado con un accidente cerebrovascular, es la causa más común de parálisis facial. Generalmente, la parálisis de Bell afecta a un solo nervio del par facial y un lado de la cara, sin embargo, en casos infrecuentes, puede afectar ambos lados.

                                                 Síntomas

Debido a que el nervio facial tiene tantas funciones y es tan complejo, el daño del nervio o una interrupción de su función puede generar muchos problemas. Los síntomas de la parálisis de Bell, que varían entre las personas y fluctúan en gravedad desde una debilidad leve a parálisis total, pueden incluir tics, debilidad, o parálisis en uno o ambos lados de la cara, caída del párpado y de la comisura de la boca, baboseo, sequedad del ojo o la boca, deterioro del gusto, y lagrimeo excesivo de un ojo. Con mayor frecuencia estos síntomas, que generalmente comienzan súbitamente y llegan al máximo en 48 horas, llevan a una distorsión facial significativa.
Otros síntomas pueden comprender dolor o molestias alrededor de la mandíbula y detrás del oído, zumbido en uno o ambos oídos, dolor de cabeza, pérdida del gusto, hipersensibilidad al sonido del lado afectado, deterioro en el habla, mareos y dificultad para comer o beber.

                            ¿Qué produce la parálisis de Bell?

La parálisis de Bell se produce cuando el nervio que controla los músculos faciales está hinchado, inflamado o comprimido, dando como resultado debilidad o parálisis facial. Sin embargo, se desconoce qué es lo que causa el daño.
La mayoría de los científicos cree que una infección viral como una meningitis viral o el virus de las llagas del resfrío común -herpes simple- causa el trastorno. Ellos piensan que el nervio facial se hincha y se inflama como reacción a la infección, causando presión dentro del canal de Falopio y llevando a un infarto (muerte de las células nerviosas debido a al suministro insuficiente de sangre y oxígeno). En algunos casos leves (donde la recuperación es rápida), sólo hay daño en la vaina de mielina del nervio. La vaina de mielina es el recubrimiento graso, el cual funciona como un aislante, de las fibras nerviosas del cerebro.
El trastorno también ha sido asociado con la influenza o una enfermedad parecida a la misma, dolores de cabeza, infección crónica del oído medio, alta presión arterial, diabetes, sarcoidosis, tumores, enfermedad de Lyme y traumas tales como fractura de cráneo o lesión facial.

                                        ¿Quién la contrae?

La parálisis de Bell aflige aproximadamente a 40,000 personas cada año[cita requerida]. Afecta a hombres y mujeres por igual y puede producirse a cualquier edad, pero es menos común antes de los 6 años de edad y después de los 60 años. Ataca en forma desproporcionada a mujeres embarazadas y a personas que padecen diabetes o enfermedades respiratorias superiores como la gripe o un resfrío.

                                           Diagnóstico

El diagnóstico de parálisis de Bell se hace sobre la base de la presentación clínica, que incluye un aspecto facial deformado y la incapacidad de mover músculos en el lado afectado de la cara, y descartando otras causas posibles de parálisis facial. No existe un análisis específico de laboratorio para confirmar el diagnóstico de este trastorno.
Generalmente, un médico examinará al individuo en búsqueda de debilidad facial superior e inferior. En la mayoría de los casos esta debilidad está limitada a un lado de la cara u ocasionalmente a la frente, el párpado o la boca. Una prueba llamada electromiografía (EMG) puede confirmar la presencia de daño nervioso y determinar la gravedad y el alcance de la participación nerviosa. Una radiografía del cráneo puede ayudar a descartar una infección o un tumor. Las imágenes por resonancia magnética (IRM) o la tomografía computarizada (TC) pueden eliminar otras causas de presión del nervio facial.

                              Tratamiento

No existe una cura o curso estándar de tratamiento para la parálisis de Bell. El factor más importante en el tratamiento es eliminar la fuente del daño nervioso.
La parálisis de Bell afecta a cada individuo en forma diferente. Algunos casos son leves y no necesitan tratamiento ya que generalmente los síntomas remiten por sí solos en 2 semanas. Para otros, el tratamiento puede incluir medicamentos y otras opciones terapéuticas.
Estudios recientes han demostrado que los esteroides son un tratamiento eficaz para la parálisis de Bell y que un medicamento antiviral como acyclovir, usado para combatir las infecciones está indicado en el Síndrome de Ramsay-Hunt, combinado con un antiinflamatorio tal como el esteroide prednisona, usado para reducir la inflamación e hinchazón, pueden ser eficaces para mejorar la función facial al limitar o reducir el daño al nervio. Los analgésicos como la aspirina, acetaminofeno, o ibuprofeno pueden aliviar el dolor. Debido a posibles interacciones medicamentosas, los pacientes que toman medicamentos recetados siempre deben hablar con sus médicos antes de tomar medicamentos de venta libre.
Otro factor importante en el tratamiento es la protección ocular. La parálisis de Bell puede interrumpir la capacidad natural de parpadeo del párpado, dejando al ojo expuesto a la irritación y la sequedad. Por ello, es importante mantener el ojo húmedo y protegerlo de desechos y lesiones, especialmente de noche. Las gotas oculares lubricantes, tales como lágrimas artificiales, ungüentos o geles oculares y los parches oculares también son eficaces.
La fisioterapia para estimular al nervio facial y ayudar a mantener el tono muscular puede ser beneficiosa para algunas personas. El masaje y los ejercicios faciales pueden ayudar a evitar las contracturas permanentes (contracción o acortamiento de músculos) de los músculos paralizados antes de que se produzca la recuperación. El calor húmedo aplicado al lado afectado de la cara puede ayudar a disminuir el dolor.
Otras terapias que pueden ser útiles para algunos individuos incluyen técnicas de relajación, acupuntura, estimulación eléctrica, capacitación de biorretroalimentación, y terapia con vitaminas (que incluye las vitaminas B12, B6 y zinc), que pueden ayudar al crecimiento nervioso.
En general, la cirugía de descompresión para la parálisis de Bell, para aliviar la presión sobre el nervio, es controvertida y se recomienda poco. En ocasiones infrecuentes, puede ser necesaria la cirugía cosmética o reconstructiva para reducir deformidades y corregir algunos daños tales como un párpado que no cierra completamente o una sonrisa torcida.


                                           Pronóstico

El pronóstico para los individuos con parálisis de Bell es generalmente muy bueno. La extensión del daño nervioso determina el alcance de la recuperación. La mejoría es gradual y los tiempos de recuperación varían. Con o sin tratamiento, la mayoría de los individuos comienza a mejorar dentro de las 2 semanas del inicio de los síntomas y la mayoría se recupera completamente, regresando a su función normal dentro de los 3 a 6 meses. Para algunos, sin embargo, los síntomas pueden durar más tiempo. En algunos casos, los síntomas podrían no desaparecer nunca completamente. En casos infrecuentes, el trastorno puede regresar, del mismo lado o del lado opuesto de la cara.


                                         Investigación

Dentro del gobierno Federal de los Estados Unidos, el Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares (NINDS), parte de los Institutos Nacionales de Salud (NIH), es el responsable de respaldar y realizar la investigación sobre trastornos cerebrales y del sistema nervioso, incluso la parálisis de Bell. El NINDS realiza investigación en sus laboratorios en los NIH, en Bethesda, Maryland, y respalda la investigación por medio de subvenciones a instituciones médicas importantes en todo el país.
El NINDS realiza y respalda un amplio programa de investigación de ciencia básica para aumentar la comprensión de cómo funciona el sistema nervioso y qué causa que a veces el sistema falle, llevando a la disfunción. Parte de este programa de investigación se concentra en aprender más sobre las circunstancias que llevan al daño nervioso y las afecciones que causan lesiones y daño en los nervios. El conocimiento obtenido de esta investigación puede ayudar a los científicos a encontrar la causa definitiva de la parálisis de Bell, llevando al descubrimiento de nuevos y eficaces tratamientos para el trastorno. Otra investigación respaldada por el NINDS está dirigida a desarrollar métodos para reparar nervios dañados y restablecer el uso y fuerza completos de las áreas dañadas, y encontrar maneras de prevenir que se produzcan daños y lesiones nerviosas.

                      Parálisis facial central

Provocada por lesiones supranucleares de diversas etiologías. Se traducen por una parálisis de la musculatura facial inferior, unilateral, con conservación del territorio facial superior; el reflejo corneano se encuentra normal y no hay alteraciones del gusto. Obedece fundamentalmente a lesiones de etiología vascular de la vía piramidal desde la corteza hasta el núcleo de origen, también se reconocen en patologías infecciosas, tumorales o degenerativas.
En estos casos se compromete sólo la musculatura peribucal ya que la musculatura de la frente y del orbicular de los párpados recibe inervación de ambos lóbulos frontales. De este modo, el paciente puede levantar las cejas, cerrar los ojos, pero la comisura bucal se desvía hacia el lado sano.
La parálisis facial central afecta principalmente al núcleo motor inferior del facial, ya que el superior recibe fibras de inervación motora de ambos lados de la corteza cerebral. No se afectan los músculos frontal, superciliar y orbicular de los párpados. A la parálisis del facial se une (en el mismo lado del facial paralizado) una hemiplejía o monoplejía, ya que la lesión afecta a todas las fibras del Haz piramidal antes de cruzarse. Esta parálisis se produce por tumores, accidentes vasculares encefálicos, hemorragias, trombosis, entre otras causas.